lunes, 9 de septiembre de 2013

Un imperio sobre huesos y teatro isabelino


Tezozomoc o el usurpador de Luis Mario Moncada es una obra situada en el México prehispánico que trata acerca de las guerras tribales, la lucha por la independencia y el territorio y las ansias de poder imperialista, todo ello en una historia de intrigas al más puro Juego de Tronos (sin relacionar la obra de Moncada con la de George R. R. Martin). Moncada agrega al título de su obra una descripción más: Paráfrasis a La vida y muerte del rey Juan de William Shakesperare


La historia trágica sucede por la soberbia del rey de Azcapotzalco quien despoja a Texcoco de su autonomía y usurpa el trono de manera despótica. Ante la advertencia de quien busca recuperar su lugar como soberano, el mismísimo príncipe poeta Nezahualcoyotl.

La historia sucede como han de suceder en este tipo de tramas: en medio de un campo de batalla en donde la intriga, la imposible reconciliación vía amorosa entre bandos, la batalla cuerpo a cuerpo, el triunfo, la derrota y alguna vuelta de tuerca parecen ser piezas que acomoda el mismo Tlaloc. Así la guerra, con ceremonia y todo, no da lugar a la tregua: águilas contra tigres sin límite de tiempo.

El texto dramático da pautas para que el texto espectacular lo sea en verdad. Los combate han de serlo sobre las tablas y no danzas representativas ni audios en off que indiquen la fiereza del combate. La pelea ha de ser sobre el escenario y habrá muertos. También Nezahualcoyotl recitará cierto poema en nahuatl y se le mostrará débil, ridiculizado pero siempre poeta. Y las mujeres tendrán un papel preponderante aunque sean acalladas por la autoridad representan otra visión mas encarnada de la tragedia. Todo esto da que pensar en que se vuelven a simbolizar las realidades mexicanas que a inicios del siglo XXI no han podido abandonar sus luchas intestinas, su sexismo, ni se ha quitado el yugo que mantiene a sus habitantes como meros espectadores de la lucha del poder viviendo en la más desequilibrada de las economías: hablando de intertextualidad histórica.

Isabelinos

Dice Barbara Dancygier en The Language of Stories: A Cognitive Approach refiere a que el teatro contemporáneo busca derribar, sin romper la barrera entre audiencia y espectáculo, la cuarta pared, es decir, mantener al espectador más cerca del centro de la acción. El teatro isabelino es lo que busca y así lo solicita Moncada para el texto espectacular de su drama: “Las acciones están imaginadas para un espacio isabelino donde reina la antigua convención teatral, aquella que conocimos antes de la “cuarta pared””. Dice al respecto Dancygier que este tipo de escenario se vuelve un motif principal en el tipo de dramas que tiene que ver con la lucha de poderes y la degradación personal metonimicamente en un escenario de dos niveles, alto y bajo.

Moncada también refiere en la misma indicación: “Con todo, cabe puntualizar que será Maxtla el que mantenga un contacto mayor, casi permanente, con el público; a ellos dirige específicamente sus apartes y soliloquios.” Dancygier indica que es este tipo de dramas isabelinos hay acciones que no suceden en el escenario sino que se vuelven un discurso dicho a la audiencia. Una especie de soliloquio que no busca derribar la cuarta pared del todo pero casi. Maxtla es el personaje que en está pieza lo hace y en lo personal me sorprende que sea uno de los personajes antagonistas, nada menos que el hijo del usurpador, el más guerrero y quien más lamenta la derrota, el sometimiento y cuya función de jefe del ejército quiere ejercer hasta sus últimas consecuencias, no sin resolver su redención ante el fatalismo inevitable de la muerte en la familia.


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